COMPRENSIÓN DE TEXTOS 8

Fragmento de Pablo Neruda

La juventud literaria de España carece en estos momentos de maestro. Ni Unamuno, el más fuerte de los viejos escritores, logra inspirar una dirección a los muchachos. Ningún joven le ama hasta erigirle en mentor. ¿Dónde se ha invocado siquiera una palabra de Unamuno como pauta de generación? ¿Dónde están los doce apóstoles de Unamuno? ¿Dónde está ese Estado Mayor que vea en él al orientador? Cuando habla se le aplaude; cuando grita o blasfema o va a la cárcel, se le aclama y se le hecha flores, pero no suscita el hombre o los hombres que, bajo su contagio de iluminado, embracen todo el peso, toda la responsabilidad del porvenir. La propia admiración y entusiasmo que Unamuno despierta en la generalidad de las gentes prueba su mediocridad. En cuanto a Ortega y Gasset, creo que no me equivoco si le niego el más mínimo adarme de maestro. Ortega y Gasset, cuya mentalidad mal germanizada se arrastra constantemente por terrenos de mera literatura, es apenas un elefante blanco en docencia creatriz.

En medio de esta falencia de comando espiritual, los nuevos escritores de lengua española no dejan de mostrar su cólera contra un pasado vacío, al cual se vuelven en vano para orientarse. Tal cólera aparece en los más dotados, que casi nunca son los más espectaculares. Reniegan de sus mayores y otras veces los niegan de raíz.

NERUDA, Pablo “Confieso que he vívido”

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