RELATOS DEL CARNAVAL
Yo poco participaba en los carnavales. Nunca había ido a un baile infantil, nunca me habían disfrazado. En compensación me dejaban quedar hasta las once de la noche en la puerta, mirando cómo se divertían los demás.
No me disfrazaban: en medio de las preocupaciones por la enfermedad de mi madre, a nadie en la casa se le pasaba por la cabeza el carnaval de la pequeña.
Pero yo le pedía a una de mis hermanas que me rizara esos cabellos lacios que tanto disgusto me causaban, y al menos durante tres días al año podía jactarme de tener cabellos rizados. En esos tres días, además,mi hermana complacía mi intenso sueño de ser muchacha y me pintaba la boca con pintalabios. Entonces me sentía bonita y femenina, escapaba de la niñez.
Pero hubo un carnaval diferente a los otros. Tan milagroso que yo no lograba creer que me fuese dado tanto. Ocurrió que Beatriz, la madre de una amiga mía, había resuelto disfrazar a la hija y el nombre del disfraz era Rosa.
Por lo tanto, había comprado hojas y hojas de papel crepe de color rosa, con las cuales, supongo, pretendía imitar los pétalos de una flor. Boquiabierta, yo veía cómo el disfraz iba cobrando forma y creándose poco a poco. Aunque el papel crepé no se pareciese ni de lejos a los pétalos, yo pensaba seriamente que era uno de los disfraces más bonitos que había visto jamás.
Fue entonces cuando, por simple casualidad, sucedió lo inesperado: sobró papel crepe, y mucho. Y la mamá de mi amiga -respondiendo tal vez a mi muda llamada, a mi muda envidia desesperada, o por pura bondad, ya que sobraba papel decidió hacer para mí también un disfraz de rosa con el material sobrante. Aquel carnaval, pues, yo iba a conseguir por primera vez en la vida lo que siempre había querido: iba a ser otra aunque no yo misma.
Muchas cosas peores que me pasaron ya las he perdonado. Esta, sin embargo, no puedo entenderla ni siquiera hoy: ¿es irracional el juego de dados de un destino? Es despiadado. Cuando ya estaba vestida de papel crepé todo armado, todavía con los tubos puestos y sin pintalabios ni colorete, de pronto la salud de mi madre empeoró mucho, en casa se produjo un alboroto repentino y me mandaron en seguida a comprar una medicina a la farmacia. Yo fui corriendo vestida de rosa; fui corriendo, corriendo, perpleja, atónita, entre serpentinas, confeti y gritos de carnaval. La alegría de los otros me sorprendía.
Cuando horas después en casa se calmó la atmósfera, mi hermana me pintó y me peinó. Pero algo había muerto en mí. Y, como en las historias que había leído, donde las hadas encantaban y desencantaban a las personas, a mí me habían desencantado: ya no era una rosa, había vuelto a ser una simple niña.
Sólo horas después llegó la salvación. Un chico de doce años, que para mí ya era un muchacho, ese chico muy guapo se paró frente a mí y con una mezcla de cariño, grosería, broma y sensualidad me cubrió el pelo, ya lacio, de confeti: por un instante permanecimos enfrentados, sonriendo, sin hablar. Y entonces yo, mujercita de ocho años, consideré durante el resto de la noche que al fin alguien me había reconocido; era, sí, una rosa.
0 of 6 Preguntas completed
Preguntas:
Ya has completado el cuestionario anteriormente. Por lo tanto no puedes iniciarlo de nuevo.
Cargando Cuestionario…
Debes iniciar sesión o registrarte para empezar el cuestionario.
En primer lugar debes completar esto:
0 de 6 Preguntas respondidas correctamente
Tu tiempo:
El tiempo ha pasado
You have reached 0 of 0 point(s), (0)
Earned Point(s): 0 of 0, (0)
0 Essay(s) Pending (Possible Point(s): 0)
1. ¿Por qué la protagonista no se disfrazaba?
2. ¿Cuál es el tema del relato?
3. En la afirmación: “Fui corriendo, corriendo, perpleja, atónita, entre serpentinas, confeti y gritos de carnaval. La alegría de los otros me sorprendía”. ¿Qué palabra remplaza a “atónita” sin que la afirmación pierda su sentido?
4. ¿Quién se decidió en hacerle un disfraz a la protagonista del texto?
5. ¿Cuál de las siguientes palabras puede resumir lo que la protagonista sentía por el chico de 12 años?
6. ¿Cuál es la conclusión del texto?